Un programa financiado por Education Cannot Wait e implementado por World Vision en Burundi utiliza mentores comunitarios (tías y tíos escolares) para promover el bienestar.
CIBITOKE, Burundi, 29 de diciembre de 2025 /PRNewswire/ — En Cibitoke, una mujer se ha propuesto asegurar que las niñas permanezcan en la escuela. Les presentamos a Josephine, una tía escolra de la comuna de Rugombo, quien encarna la tradición burundesa de guiar a las estudiantes durante su adolescencia brindándoles apoyo emocional y académico, como un segundo padre de confianza.
Con financiación de Education Cannot Wait (ECW), el “Komezawige Programme” (que en kirundi significa “sigue estudiando”) es implementado por diversos socios liderados por World Vision Burundi, en coordinación con el gobierno nacional. El programa se centra en garantizar la continuidad educativa de los niños, niñas y jóvenes afectados por la crisis. Este Programa Plurianual de Resiliencia brinda apoyo esencial en materia de salud mental, psicosocial y educación integral a niñas y niños afectados por la crisis actual en Burundi.
Una característica innovadora clave del programa es la presencia de mentores, conocidos como Tías y Tíos, quienes sirven como guías de confianza en tiempos difíciles. La Tía Josephine, la maestra de la escuela, ayuda a las niñas a superar el estigma menstrual organizando charlas, ofreciendo apoyo y distribuyendo compresas higiénicas para garantizar la asistencia regular a la escuela.
“Las charlas han tenido un impacto positivo; las niñas se apoyan mutuamente con consejos o acuden a mí en busca de apoyo, y a veces puedo pedirle permiso al director de la escuela para ir a casa en su nombre cuando no se sienten bien”, afirmó Josephine.
La Tía Escolar Josephine busca romper los tabúes menstruales. “Antes, cuando las niñas tenían la regla mientras estaban en la escuela, no contaban con un adulto a quien acudir en busca de consejo o apoyo”, explicó.
Sin apoyo, las niñas se sentían avergonzadas y los niños se burlaban de ellas. Esto les causaba angustia emocional y algunas incluso abandonaron la escuela debido al estigma cultural y la falta de productos de higiene disponibles.
“En algunas charlas organizadas, invitamos a los chicos y les hacemos saber que no está bien burlarse de las chicas cuando se dan cuenta de que tienen la menstruación”, dijo Josephine. Ella ha iniciado charlas abiertas, no solo con chicas, sino también con chicos. Las chicas se sienten empoderadas para buscar apoyo, lo que mejora su bienestar emocional y reduce el absentismo. Mientras tanto, los chicos han adquirido una comprensión más profunda de las experiencias de sus compañeras. Como resultado, se respira una cultura de respeto e inclusión en toda la escuela.
“Siempre que tengo una duda, recurro a Josephine y me siento apoyada por sus consejos”, dijo Jeanine, una estudiante de 14 años.
Muchos jóvenes de Burundi no asisten a la escuela.
Los jóvenes de Burundi representan la mitad de la población del país y a menudo experimentan altos índices de pobreza con un acceso limitado a la educación. El embarazo precoz y las pesadas responsabilidades familiares se suman a los desafíos educativos a los que se enfrentan las adolescentes de Burundi, limitando su acceso a la educación. Los roles de género tradicionales imponen una gran carga a ambos sexos: las niñas son responsables de las tareas domésticas, mientras que los niños se enfrentan a la presión de mantener económicamente a sus familias, lo que a menudo relega la educación a un segundo plano.
El cambio climático, la inestabilidad política y la pobreza son desafíos adicionales a los que se enfrentan los burundianos. La escasez de recursos dificulta el regreso de los niños a la escuela, lo que aumenta su riesgo de explotación y afecta negativamente a su educación.
En respuesta a estos desafíos, ECW anunció una subvención catalizadora en Burundi a finales de 2021. Este programa incluye el apoyo a la contratación y formación de docentes, el aumento de la resiliencia escolar mediante la formación en reducción del riesgo de desastres para educadores, la rehabilitación y construcción de aulas e instalaciones de agua, saneamiento e higiene (WASH), y el suministro de comidas escolares.
Se proporcionan toallas sanitarias higiénicas a todas las niñas que las necesitan. Los padres de Jeanine, de catorce años, no tienen los medios económicos para comprarlas. En el pasado, recuerda que faltaba a la escuela los días que tenía la regla. Gracias a esta nueva iniciativa financiada por ECW, puede asistir a la escuela sin interrupciones. “Me dieron cinco toallas sanitarias higiénicas reutilizables. Me siento apoyada y esto me motiva a seguir aprendiendo”, afirmó.
Si bien las toallas sanitarias son importantes para la higiene menstrual, también eliminan las barreras educativas al proporcionar a las niñas la oportunidad de concentrarse en su aprendizaje.
En las zonas donde opera el programa de Tías y Tíos, trabajan cerca de 500 asistentes psicosociales voluntarios. Las tías apoyan a las niñas, mientras que los tíos se centran en ayudar a los niños, brindándoles la tan necesaria orientación sobre educación en salud reproductiva para que tomen decisiones informadas sobre su futuro, en particular sobre cómo prevenir embarazos precoces.
El apoyo educativo integral es esencial para abordar las necesidades de cada estudiante, especialmente de quienes carecen de apoyo fuera de la escuela y la consideran un refugio seguro. Para niñas como Jeanine, es una oportunidad para continuar su educación en entornos de aprendizaje seguros y que brindan apoyo.
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